martes, 27 de enero de 2009

Huevos: ¿Qué comemos cuando comemos huevos?

¿Sabemos interpretar la información que el etiquetado de los huevos nos proporciona?
A continuación se describe qué significan las letras y dígitos que aparecen impresos en el cascarón de los huevos que podemos encontrar en cualquier supermercado.
Tras la definición correspondiente a la primera cifra del etiquetado, hay mucho que añadir, porque en ocasiones, términos tales como “suelo” o “jaulas” no son sino eufemismos de prácticas productivas muy discutibles

Una granja de huevos de producción ecológica se basa en el manejo extensivo de las aves y en una alimentación a base de cereales ecológicos certificados que garantiza una nutrición equilibrada y ecológica de las gallinas.
Al encontrarse en el terreno abierto llevan una vida en libertad que les permite complementar su alimentación con hierbas, lombrices, insectos... Así mismo las aves pueden asearse y relacionarse entre ellas.
Se rechazan el uso de hormonas, antibióticos, tranquilizantes y piensos sintéticos, característicos de las granjas convencionales intensivas. Se respeta el ciclo natural de sueño y vigilia de las aves y la necesidad natural de aire, luz y espacio.

En el caso de los huevos camperos, sí se permite el uso de piensos compuestos, pero igual que en el caso anterior, las gallinas se mueven en libertad, y tienen acceso al aire libre. Igualmente se respetan los ciclos de sueño y vigilia.

Los huevos etiquetados con un 2 o un 3 pertenecen a granjas de producción intensiva, en este caso, las condiciones en que se encuentran los animales son muy diferentes. Se les suministran hormonas y antibióticos, se las mantiene en luz constante, no se les permite moverse en el caso de las jaulas, o bien están en suelo, pero la densidad de aves es tal, que cada gallina apenas cuenta con un espacio equivalente a la superficie de un folio.

Con la explotación intensiva, las gallinas sufren descalcificación de los huesos y fracturas de éstos, así como lesiones en las patas debido al hacinamiento extremo.
Como picarse unas a otras de forma constante es una de las reacciones de las gallinas para combatir el stress se les corta un trozo de pico con una hoja al rojo. Con ello, se seccionan también las terminaciones nerviosas del pico, lo que puede degenerar en anomalías del tejido nervioso. Algunos animales, presa de terribles dolores, mueren de inanición porque son incapaces de comer o beber.

En el caso de las gallinas en jaulas, (lo que corresponde a huevos etiquetados con el numero 3), Las jaulas se apilan unas sobre otras, y los excrementos caen a las de debajo. El amoniaco y el hedor de las heces contaminan el aire, y proliferan las infecciones y las enfermedades. Las gallinas que consiguen escapar de las jaulas caen sobre la pila de deshechos orgánicos, donde mueren.
Pero aún hay más. Algunas de estas fábricas de huevos provocan la "muda forzada" que consiste en dejar a las gallinas sin comer ni beber durante dos semanas, a oscuras, provocando que todas muden las plumas a la vez. Esto se hace porque la muda hace comenzar de nuevo el ciclo de la puesta de huevos cuando la producción baja Así alargan la productividad económica de los animales. Esta práctica, extremadamente cruel, hace que pierdan no sólo las plumas sino también una cuarta parte de su peso normal; de hecho, muchas mueren de hambre y deshidratación.

Después de un año o dos, las gallinas dejan de ser rentables y se envían al matadero, son las "gallinas gastadas". Sus huesos frágiles se suelen romper durante el manejo o ya en el matadero. En general, acaban siendo ingrediente de sopas, caldos o productos cárnicos similares de bajo contenido en pollo, en los que sus cuerpos pueden ir totalmente triturados para que el consumidor no detecte hematomas ni heridas.
Los productores de este tipo de huevos han encontrado en los mataderos avícolas y en los subproductos de gallina una nueva posibilidad para deshacerse de las "gastadas", incluyendo su inclusión en el pienso para animales de compañía.
Afortunadamente, cada vez es menos difícil encontrar huevos ecológicos y camperos, pero lo mejor que podemos hacer como consumidores es demandarlos una y otra vez en nuestros establecimientos habituales, de modo que entre todos ayudemos a fomentar las buenas prácticas en este sector de la alimentación.

Agradecimiento: He encontrado mucha información útil para escribir esta entrada en la página de la fundación Altarriba, donde se puede leer un informe más detallado e ilustrado con fotografías de estas prácticas avícolas.

4 comentarios:

  1. La lista de las torturas que sufren los distintos animales es larga: las focas muertas a palos, los visones despellejados en vivo, los hígados de pato intencionadamente hipertrofiados, las peleas programadas, la mutilación de los perros, las corridas de toros, etc. etc. Las pobres gallinas no iban a ser menos...

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  2. Sí. Es tristemente cierto. Es larga la lista de torturas innecesarias e imposibles de sustentar desde la razón que aún se da en nuestro entorno y ante la que muchos vuelven la cara, o, aún peor, justifican bajo la calificación de requerimientos “estéticos”; es el caso de la mutilación de los perros, a los que se les cortan orejas o rabo, o las supuestas manifestaciones “artísticas”, como la tortura de los toros en las plazas.
    Concienciación y denuncia. Creo que son las herramientas que todos, en la medida de nuestras posibilidades, debemos usar siempre que nos sea posible.

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  3. Muy interesante gracias x la información, a partir de ahora me fijaré en el número e intentaré comer huevos Eco con número o ó 1.

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  4. Yo también agradezco esta información. A partir de ya mismo voy a mirar código en huevos y buscar los ECO.

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