viernes, 23 de octubre de 2009

Bolsas de plástico


En un momento en el que cada vez se hace más necesario reducir el consumo de bolsas de plástico surgen las preguntas, las alternativas, las informaciones contradictorias… aquí van algunos datos que espero que despejen dudas.

En la web Ecoticias podemos encontrar una buena explicación a cargo de Thibaut Demoustier de lo que son materiales biodegradables y compostables:

“La sustitución de la bolsa de plástico tradicional por una bolsa de patata o maíz es peligroso, en este momento y en ninguna parte del mundo está comprobado que las bolsas de bioplástico sean menos contaminantes.

Hay varios tipos de bioplásticos, pero los dos mas importantes son los plásticos hechos de fécula de patata y de almidón de maíz, la fécula de patata o el almidón son unos de los compuestos de fabricación, que generalmente no ultrapasa los 50%, los otros compuestos son poliésteres (origen fósil), plasticantes, y aditivos de proceso, sin estos compuestos los bioplásticos no tendrían resistencia y sus propiedades mecánicas serian débiles.

El abandono en la naturaleza no representa por ahora una forma de valoración de los residuos tal y como está definido por la norma CE94/62, y en consecuencia no existe una norma europea para interpretar la evaluación de un residuo abandonado en la naturaleza, tanpoco existe una norma para los residuos que van para vertedero.

Un punto importante es la confusión que se hace entre compostable y biodegradable.

Biodegradación: La biodegradabilidad no depende del origen del material sino de su estructura química e molecular. Un material es biodegradable si la degradación es consecuencia de la acción de microorganismos y hongos, como resultado final del proceso, el material se convierte en agua, dióxido de carbono y/o metano y biomasa.

Compostaje: Los plásticos compostables son degradables mediano procesos biológicos durante el compostaje para rendir dióxido de carbono, metano, agua, compuestos inorgánicos y biomasa en una proporción comparable a la de otros materiales compostables (residuos verdes), sin dejar residuos visualmente distinguibles o tóxicos, es decir, un material es compostable cuando es compatible con las condiciones (de temperatura, nivel de humedad, ph, y tiempo) que se pueden encontrar en las instalaciones de compostaje municipales/industriales.

Polímero biodegradable: Polímero que tiene la funcionalidad de ser biodegradable y cuyo el residuo se puede valorizar por digestión anaeróbica o plantas de compostaje industrial. Por definición: Un plástico compostable debe ser también biodegradable, pero un plástico biodegradable no necesita ser compostable.”



Existe una tecnología que produce plásticos oxo-degradables, desarrollada por la compañía Británica Symphony Environmental Limited, que da una solución práctica, innovadora y segura a los problemas ambientales que causan millones de toneladas de desperdicio plástico en el mundo.


El producto final conserva todas cualidades dinámicas de los plásticos convencionales tales como resistencia, claridad, sellabilidad, permeabilidad y printabilidad. Además, ha sido probada y aprobada a nivel mundial para el contacto con alimentos.

Estos plásticos se biodegradan y pueden compostarse, pero no necesitan ser enterrados para su degradación. Gracias a la adicción de un aditivo pro-degrante a los plásticos durante su producción, llamado d2w, éstos se degradan en un ambiente normal, lo cual es muy importante ya que grandes cantidades de plásticos en la tierra o en el mar no pueden recogerse y enterrarse. Se convierten en agua, dióxido de carbono y biomasa.

Son muy económicos de producir, y la presencia del aditivo es indetectable hasta que comienza la degradación. La liberación de dióxido de carbono ocurre lenta y controladamente, convirtiéndolos en una alternativa excelente para la producción de compost de alta calidad, sin contribuir con ello al efecto invernadero.

Según tipo y cantidad de aditivo se puede ajustar el tiempo de degradación. La degradación puede programarse durante la producción para que ocurra desde 60 días hasta 6 años después de la fabricación.

viernes, 16 de octubre de 2009

Un tentempié en Sabia Savia


A partir de ahora, en cualquier momento de la mañana o la tarde, se puede tomar en la tienda una infusión ayurvédica y una magdalena integral.
Un tentempié, un antojo, una degustación, una pausa... cada cual lo enfocará de una manera.

¡¡Bom apetit!!

La biblioteca está en marcha...


Después de un tiempo recopilando material, al fin está en marcha la biblioteca. Ahora es pequeñita, un mueble lleno de libros, que espero que con el tiempo crezca al menos hasta dos muebles... La temática es variada, aunque con el hilo conductor de la búsqueda de calidad de vida; hay libros de fitoterapia, terapias alternativas, desarrollo personal, cocina, etc. Espero que cada cual encuentre al menos un ejemplar que le llame la atención y le permita pasar unos buenos e interesantes ratos de lectura.

Desde aquí insisto en que estaremos encantados de adoptar cualquier libro que se quiera donar. Y quiero hacer mención a todas aquellas personas que nos han querido aportar su granito de arena. De corazón, muchísimas gracias a todos.

Ahora, a empezar a disfrutarla.

jueves, 8 de octubre de 2009

Panecillos marroquíes



Hace mucho que no pongo una receta. Vamos hoy con una de panecillos, concretamente se trata de unos panecillos ligeramente dulces que es tradicional servir en las bodas marroquíes. Son sencillos de hacer y se pueden tomar solos, o acompañados de cosas dulces o saladas. Voy a poner la receta tradicional, y entre paréntesis las variaciones personales que hago yo. Cada cual que se quede con la opción que más le guste.

Ingredientes para 8 panecillos aproximadamente:

300 de harina de trigo (o de harina de integral de espelta)
125 ml de leche de vaca (o de soja)
1 cucharada de agua de azahar (o 5 gotas de aceite esencial)
1 huevo 10 gr de levadura fresca (o un sobre de levadura seca de panadero)
30 gr de aceite
30 gr de mantequilla en pedacitos
50 gr de azúcar (o 30 de fructosa)
15 gr de granos de anís
10 gr de sésamo

Ponemos en un cuenco todos los ingredientes y amasamos hasta que la masa sea homogénea y la mantequilla se haya deshecho bien. Si usamos levadura fresca es conveniente disolverla previamente en la leche.
La masa queda un poco pegajosa, pero no importa, después de levar, se hace más manejable.

Una vez hecha la masa la cubrimos con un paño húmedo y la dejamos entre una o dos horas en un lugar cálido hasta que doble su volumen. Como truco, yo suelo calentar ligeramente el horno y guardo la masa ahí.

A continuación, volvemos a amasar y repartimos en pequeñas bolas que aplastamos hasta que midan uno o dos centímetros de grosor. De nuevo volvemos a dejar reposar al menos durante una hora más, para que los panecillos suban.



Ponemos a precalentar el hormo a 200 º C y mientras pintamos los panes con un poco de leche azucarada o yema de huevo y espolvoreamos con un puñadito de sésamo.

Bajamos la temperatura del horno a 180ºC y horneamos los panes hasta que se doren por encima, lo que sucede a los 15 ó 20 minutos.



Si se tiene una panificadora se pueden poner todos los ingredientes a la vez en el molde, procurando, eso sí, que la mantequilla esté en trozos muy pequeños y blandita, y programar el aparato como para un pan normal. El sésamo lo podemos añadir cuando la masa haya subido, justo antes de que empiece el horneado.

Estos panecillos aguantan bien la congelación.