La soja es una legumbre con interesantes propiedades nutritivas.
Se cultiva desde hace más de 5000 años.
La soja contiene tres de los nutrientes esenciales para una alimentación sana: proteínas, hidratos de carbono y grasas (omega-3 y omega-6). Pero además, contiene fibra, vitamina E y varias del grupo B, además de minerales como calcio, magnesio, acido fólico y hierro. La soja es un vegetal que contiene proteínas completas y aminoácidos en cantidad incluso superior a los de la carne o el pescado.
Podemos encontrar la soja en muy diferentes presentaciones: brotes, salsa, miso, leche, tofu, lecitina, harina o en forma de soja texturizada.
La soja texturizada es un producto interesante y a tener en cuenta.
¿Por qué?
¿Por qué?
Porque se trata de un producto alimenticio rico en proteínas. Se asemeja en su aspecto a la carne picada, pero aporta el doble de proteínas que ésta, y cuadriplica las del huevo a la vez que no contiene grasas saturadas. Aporta además, fibras, potasio, fósforo, hierro magnesio, vitaminas A, B, C, D, E y G, y también, hidratos de carbono.
· 53% de proteínas (más del doble que la carne).
· 1% de grasas.
· 5% de minerales.
· 35 % de hidratos de carbono.
La soja texturizada se obtiene una vez eliminada la grasa y la piel de la soja, y sometiéndola a una serie de procesos, como alta temperatura, presión, texturización y deshidratación, hasta dar como resultado un producto parecido a migas o trozos de pan. No contiene ningún aditivo químico, ni colorante, es cien por cien natural y permite una gran versatilidad a la hora de cocinarla.
Además, se trata de un producto barato, y con un amplio margen de caducidad.
En el mercado se presenta en diferentes calibres, desde el fino que imita a la perfección la carne picada, a otros más gruesos que casi parecen pequeñas albóndigas. Para cocinarla hay que hidratarla en agua previamente y después se usa tal y como haríamos con la carne picada. Dependiendo del tamaño de la soja tardará más o menos en hidratarse, pero no es un proceso lento. A la soja texturizada fina, (la que parece carne picada), le bastan unos 10 minutos en agua tibia.
Como su sabor y olor son prácticamente neutros admite ser condimentado de muy diversas maneras, y cocinado como si fuera carne, o también se puede tomar con leche, en vez de los tradicionales cereales, o agregar a la masa del pan, para incrementar el nivel proteínico de éste.
Para quienes se animen a experimentar con este producto, aquí van unas cuantas recetas sacadas de El delantal verde:
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